Me Impactó

Siempre he creído en que el dinero es necesario y que ciertamente puede traerte mucha felicidad al hacerte tu vida más fácil en muchas circunstancias, como cuando se viaja lejos con la familia o cuando se logran muchos éxitos a causa de tener buenas posibilidades económicas.

La verdadera felicidad está en hacer feliz a otros

Al pensar en los años que se avecinan, pienso en lo que quiero hacer de mi vida professional y se me vienen a la mente muchas horas de trabajo y mucho dinero mientras esté soltera... Menos horas de trabajo y menos dinero cuando me case porque quiero ser una mujer para mi esposo, quiero estar ahí para él y que no haya nada que me impida pasar inolvidables momentos juntos. Cuando me muera no voy a ser feliz por lo que monetariamente obtuve, sino por lo feliz que fui y como mi felicidad hizo feliz a otros.

Hace algunos días atrás, en una de mis clases de la universidad se nos mostró un caso que me impactó, era de un padre de familia que trabajaba pocas horas, su familia vivía en condiciones bastante modestas. Trabajaba poco para poder pasar con su familia todo el tiempo posible. Se miraban realmente felices, y eso es lo que yo digo, la felicidad está en los instantes diarios y no en las dos semanas de vacación anual familiar.

Como me gustaría ver a mi esposo jugando con sus hijos y dedicandoles mucho tiempo. He visto muchos padres que salen a jugar con sus hijos y se ven tan felices... La verdad que un niño o niña jamás va a olvidar cómo se divertía con su padre o madre.

¿Qué clase de hijos quiero tener?

Entonces digo, ¿qué clase de hijos quiero criar? Quiero criar hijos que confien en Dios, que confien en sus padres y que los amen. Quiero criar hijos que persigan sus ideales fielmente. Quiero hijos deseosos de servir a los demás y deseosos también de formar sus propias familias. Eso quiero.

Creo en que la familia es la primera escuela y es dónde se encuentra amor puro. El hogar es un refugio de felicidad y paz si así lo hacemos.