Entonces supe que no eran sus ojos, sino su mirada. No tuve el valor para no sonreirle, pues tuve todo los motivos para hacerlo. Vino a la carrera a decir hola y adiós; siempre anda ocupado tratando de cambiar el mundo. Brilla. Verle significa quererle y me dan ganas de hacer cualquier cosa para que la vida me permita entender al mundo con él. Me gusta eso que le encanta leer... Y se va al parque a llenarse de buenos pensamientos. Es sencillo, pero no aparenta serlo. No se complica. Va lento por la vida porque va lejos. Me inspira.
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